

En otras palabras, exploró la mutación posible de las formas, la alquimia imaginaria de los cuerpos transformados.
Gracias al dibujo, que engaña la percepción mostrando un imposible, juega con las formas corporales: deja que la imaginación contradiga el entendimiento y que la fantasía altere la memoria. Si el arte siempre ha sido una ficción de la realidad, Escher, con los cuerpos, lleva el delirio de la percepción hasta los límites.



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